
Bajo el peso de sus expectativas, me rompo en silencio. Cada nota perfecta, cada medalla, cada sacrificio es para ella, para su orgullo, para sus vitrinas llenas de trofeos que no siento míos. Pero, ¿dónde quedo yo? Entre callos, noches sin dormir y un vacío que crece, solo anhelo una siesta eterna. Quizás el descanso que buscamos no es dormir, sino que alguien nos diga que está bien descansar.Todos los derechos reservados
1 parte