
Dicen que el amor no conoce rangos ni coronas... pero el mío nació condenado desde el primer suspiro. Soy el bufón del reino: el hombre de la risa fácil, el que esconde su dolor tras una sonrisa, mi deber es hacer reír a todos, incluso a ella... mi reina. Pero en cada gesto, en cada broma, le entrego un pedazo de mi alma. Y cuando sus ojos se posan en mí, solo un segundo antes de volver a recordar su compromiso, el mundo entero parece detenerse. No hay lugar en el trono para un corazón como el mío, ni en el amor para un bufón sin cascabeles.All Rights Reserved