
Nos odiábamos entre luces parpadeantes, en Hawkins, donde el aire huele a miedo, tus ojos eran truenos desafiantes, los míos, fuego que no conocía sosiego. Entre el crujir del Upside Down y el eco del portal, nuestras discusiones eran un arma letal, pero el destino, travieso y cruel, jugó con el hilo que une el bien y el mal. Y entonces, cuando el cielo se cubrió de negro, cuando el sol y la luna se encontraron sin querer, tu mano rozó la mía en el último ruego... y el eclipse nació en nuestro amanecer. Ya no éramos enemigos, ni luz ni sombra, sino dos astros chocando en la penumbra, y mientras el Demogorgon rugía su nombre, tú y yo nos perdimos... sin miedo ni culpa. Porque en un mundo de monstruos y desvelo, nuestro amor fue un eclipse, raro y sincero, una oscuridad que abrazó al cielo, para volverlo, juntos, eterno fuego.Tüm hakları saklıdır
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