En un vecindario marcado por el miedo y las desapariciones, los niños se esfuman sin dejar rastro. Las calles están en silencio, pero el peligro vibra en el aire como un eco invisible.
Adaliah, la hermana menor de Finney, siempre ha sentido cosas que no puede explicar: una punzada en el pecho, un temblor en la piel, la certeza de que algo terrible está por suceder. Nadie la escucha, nadie cree en su intuición.
Robin, el mejor amigo de Finney -y el chico del que Adaliah ha estado secretamente enamorada-, era la única persona que le creía. Él la protegía de los abusivos, la hacía reír cuando todo parecía gris. Hasta que el Raptor se lo llevó.
Desde ese día, el mundo de Adaliah se quebró. Pero cuando su hermano también desaparece, comprende que su don no es una maldición... sino el único lazo que puede conectar a los vivos con las voces de los que ya no están.
Y mientras el teléfono negro permanece colgado, mudo para todos, Adaliah siente que en algún lugar -más allá del silencio y la muerte- Robin aún intenta hablarle.