Yeon Si-eun, un chico que portaba una belleza natural, calificaciones impecables, alumno ejemplar con trofeos y reconocimiento, pero quienes lo rodean saben que aunque es un gran alumno, no pueden meterse con el fácilmente, él sabe defenderse y no solo hablamos de unos puños o golpes, hablamos de lo brutal que puede ser su mente y cuerpo entrenados durante años para poder derribar a quienes intenten pasarse de listos con él. Yeon Si-eun no huye, enfrenta, no se calla, él los calla o eso sigue siendo así esta que conoce a Ahn Su-ho.
Ahn Su-ho, un estudiante que aunque no es el mejor intenta hacer lo posible para no llevarse el año. Aunque en lo que sí es bueno es en lo deportivo, desde muy pequeño lleno sus estantes de trofeos olímpicos, reconocimiento y aplausos por cada triunfo, incluso más si se trata del boxeo, que es en lo que más se destaca. Ahn Su- ho era amigable sí pero no cuando se interponian en sus metas, no cuando un chico de ojos bonitos hace que sienta que no puede darle una paliza por el miedo a arruinarle su hermoso rostro. Yeon Si-eun solo esta haciendo que sus metas se desvíen y eso no le agrada.
Y Si-eun no piensa muy diferente que Su-ho, no cuando lo ve y siente que su presencia es incensaria y poco eficiente para sus entrenamientos.
Ellos dos juntos en el mismo ring solo traen caos en el gimnasio y todo parece empeorar más cuando Si-eun lo ve ingresar en su clase, así arruinando no solo su espacio en el gimnasio, también en su espacio de estudio. Ahn Su-ho es una piedra que no puede sacar de su zapato que se siente punzante, molesta y él ya no lo tolera. Yeon Si-eun no tolera el ambiente alegre y "falsamente amable" que según rodea a Su-ho.
No tolera a Ahn Su-ho.
O bueno, su mente quiere creer que no, pero su cuerpo reacciona de otra manera y quizas ¿su corazón?.
Extrovertido. Correcto. Arrogante.
Esas son las palabras que pueden describir a la perfección a Mateo Lombardi.
El abogado más cotizado de Italia no tiene tiempo para distracciones. Mucho menos para dramas ajenos. Con una vida perfectamente estructurada y emociones cuidadosamente archivadas, Mateo no cree en el amor, la familia ni en nada que no se pueda controlar desde su teléfono o una sala de juicio.
O al menos, eso es lo que siempre creyó.
Hasta esa noche en donde el destino le arrojó a una pequeña y desamparada bebé. No habla. No lleva identificación. Nadie la reclama. Y, por alguna razón inexplicable, se aferra a él como si fuera lo más seguro del mundo.
De la noche a la mañana, Mateo se ve obligado a asumir un papel que nunca quiso.
Es así que, en medio de su desesperación, alguien más llega a su vida.
Scarlett Riva
Audaz. Inteligente. Imprudente.
Para Scarlett, ser niñera no es su trabajo ideal, y mucho menos trabajar para un hombre emocionalmente bloqueado tampoco es su sueño. Sin embargo, debido a situaciones desesperadas, termina compartiendo techo con Mateo, convirtiéndose en la única persona capaz de enfrentar al gran abogado Lombardi.
Ella cree en el caos.
Él, en el control.
Una historia sobre corazones rotos, heridas invisibles y la posibilidad de amar cuando ya no creías ser capaz de hacerlo.