Me considero una chica normal, nada fuera de lo común, alguien más de la multitud. Nunca me había sentido atraída por nadie, ni mujer ni hombre. Pero cuando lo conocí a él... todo cambio. Joder. Su nombre era Samuel, era un muchacho alocado que vivía sin pensar en las consecuencias. Tal vez eso me llamó la atención de él, no sé. La relación que manteníamos no tenía nombre ni formalidad. Pero eramos algo. Todas las noches me sentaba en mi ventana a mirar el cielo, a hablar con las estrellas e interrogar a la luna. ¿Qué sabía ella? Pues todo.