por el dios maquina

warhammer40k

Bibiana nunca creyó que moriría haciendo lo que amaba. Claro, tampoco es que muriera salvando vidas, explorando los límites del cosmos o liderando una revolución tecnológica. No, lo suyo fue mucho más modesto, más humano y, por desgracia, más ridículo: se durmió.

En su escritorio.

Con una taza de café frío a medio terminar, una pantalla iluminando su rostro y el zumbido constante del viejo ordenador de sobremesa marcando el ritmo de su agotamiento.

En retrospectiva, no era una mala forma de irse. Simple, silenciosa, sin drama. Solo una cabeza que se inclina suavemente sobre un teclado y un cuerpo que, tras años de mal sueño, cafeína y ansiedad tecnológica, decide que ya ha sido suficiente. Nadie diría que una ingeniera de automatización, con título, cerebro y un futuro mediano asegurado, acabaría muriendo de la forma más pasivamente digital posible. Pero así fue.

Y lo más irónico: la última pestaña abierta en su navegador era un foro de Warhammer 40,000. Concretamente, un hilo sobre si los Magos del Adeptus Mechanicus tenían alma o solo una copia funcional de la misma.

El universo tiene un sentido del humor muy particular.