La mansión vuelve a llenarse de vida. No hay cadenas, solo ecos de risas, pasos suaves y órdenes cumplidas al instante.
Seokjin ya no baja la mirada. Habla, pide, exige... y cada palabra suya se convierte en decreto.
-Quiero aprender francés.
-Tendrás al mejor maestro de París. -respondió Namjoon sin levantar la vista del informe.
-Quiero hornear pasteles.
-Te traeré al chef más premiado de Florencia.
-Quiero un gato blanco.
-Tendrás dos -respondió Namjoon, sonriendo mientras le colocaba un abrigo sobre los hombros.
-No me gusta el color del salón.
-Cámbienlo. Todo. Hoy. -ordenó el Alfa.
Y así, día tras día, Seokjin recupera su voz.
Ya no es una flor arrancada del jardín: es la flor que aprendió a crecer sobre mármol.
Su cabello brilla, su andar es elegante, y cuando alguien osa mirarlo demasiado, basta con un solo gesto para que bajen la cabeza.
Namjoon lo observa con orgullo silencioso.
Porque lo que antes quiso proteger, ahora lo inspira.
Y eso lo enamora más -y lo asusta más también- porque la flor que una vez salvó ahora podría destruirlo si lo quisiera.
Está es la parte 2 de El Alfa y la Flor. espero que la disfruten 🫶