Mira tiene dieciséis años y ojos que ya no sueñan. Camina por los pasillos del colegio como un fantasma, invisible para algunos, objeto de burla para otros. En casa, las palabras de sus padres pesan más que cualquier golpe. En sus brazos, escondidos bajo un buzo negro de mangas largas, guarda heridas que hablan por ella... cicatrices silenciosas que a veces sangran más de lo que su corazón resiste.
Zoey, también de dieciséis, llega nueva a la escuela sin imaginar que su vida cambiará al ver a esa chica junto a la ventana, con la mirada perdida en un lugar al que nadie más puede entrar. Poco a poco, entre silencios, tazas de té y confesiones bajo la lluvia, Zoey se convierte en lo único que todavía mantiene a Mira de pie. Y sin darse cuenta, empieza a amarla. No con prisa, sino con miedo... con ternura... con la necesidad de salvarla aunque no sepa cómo.
Pero el amor no siempre es suficiente para detener una tormenta interior.
Mira sonríe, sí, pero a medias. Se desmaya a veces, por heridas profundas ocultas en su piel. Se disculpa por existir. Lucha, cae, vuelve a levantarse... hasta que el dolor pesa más que todas las promesas. Y entonces, deja una carta. Breve. Honesta. Dolorosa.
Zoey es quien debe leerla.
Es la historia de dos chicas, un amor que nació del silencio y una batalla que no siempre se gana.
Una historia sobre la luz que llega demasiado tarde... y sobre cómo aprender a vivir cuando la persona que más amaste ya no está.
# 🖤✨️
Nunca planeé enamorarme de mi jefe.
Eso sería absurdo.
Peligroso.
Y profundamente inconveniente.
Pero tampoco planeé ver cómo la empresa que he protegido durante años se caía a pedazos... por culpa de la persona que menos lo merece.
T/N.
La novia del CEO.
Arrogante sin tener méritos, cruel sin tener poder, caprichosa sin tener vergüenza.
No trabaja aquí.
No aporta nada.
Y aun así, entra a Valkyria Corp. como si fuera su dueño...
cuando ni siquiera sabe pronunciar el nombre de la empresa.
Yo intenté ignorarla.
Intenté soportarla.
Intenté ser profesional.
Pero hay una cosa que todos parecen olvidar:
el amor también puede ser un arma silenciosa.
Y si tengo que usarla, lo haré.
Aiden Volkov confía en mí más que en nadie.
Me busca.
Me escucha.
Me mira como no mira a ella.
Así que no, no estoy celoso.
Estoy preparando su caída.
Porque la venganza se sirve fría...
y yo siempre he sabido cómo manejar el hielo.
Bienvenido a la historia donde yo no quería ser ella.
Quería reemplazarla.