Mi Omega, Mi Dulce Omega

Ser un Omega es complejo, a pesar que los años avanzaron, pero ser el Omega mas importante en el futbol aun mas. Eso era Leo, con 25 años, el mejor jugador del mundo, ganador de 2 Copa América, Finalissima y Copa Del Mundo.

El mundo completamente a sus pie, el mundo que lo adoraba como un Dios, a pesar que muchos seguían dudando de el, pero el jugador se mantenía humilde como siempre lo fue. Solo preocupándose por el deporte, algo que su familia lo ayudaba a que no se fije en Alfa ni nada de esas cosas.

Pero nadie sabia que sus ojos ya habían visto un Alfa, o como el lo llamaba el Alfa de los Alfa, su compañero de selección Nicolás Otamendi, un defensor con una historia rota, un jugador que a pesar de mostrar siempre una sonrisa, por dentro su mundo estaba hecho pedazos, su mundo era un caos completo y constante.

Una noche, donde dejaron todo de lado, donde dejaron cada pensamiento y advertencia para preocuparse en otro momento, una noche, es mas que suficiente para que las cosas sean mas de lo que esperaban.