En Lepidaria, hay un pueblo que no aparece en los mapas. Dicen que sólo se deja encontrar por las almas cansadas, por quienes han olvidado cómo regresar a sí mismas.
Allí, las campanas suenan sin que nadie las toque y las mariposas vuelan en silencio sobre las tumbas, como si custodiaran secretos que no pertenecen a los vivos.
Ophelia llega a Florinel buscando descanso, pero lo que halla es una noche suspendida entre la vida y la memoria.
Una mariposa azul la observa desde la penumbra, invitándola a seguirla cuando la campana marque las once y cincuenta y nueve.
Entre máscaras, neblina y ecos de lo que alguna vez fue amor, descubrirá que hay silencios que no matan... sino que despiertan.
Porque en Florinel, incluso la muerte tiene algo que decir.
Y sólo quien se atreve a escucharla encuentra su verdad más profunda.
Historia para el Halloween contest 2025 de @mariposaeditorial