« Un corazón que amaba con demasiada dulzura,
encontró su refugio en un mundo de miel y ternura. »
Había una vez...
una joven llamada Melody Dulcinea.
Estudiante de la escuela secundaria municipal Hibari, Melody era conocida por su amabilidad serena y su corazón cariñoso.
Mientras otros se dejaban llevar por el drama adolescente, ella mantenía una calma firme ante cualquier situación, una tranquilidad que ocultaba una profunda timidez y el anhelo de ser querida.
Su mundo giraba en torno a Yuuken, su mejor amigo de toda la vida.
Él era su sol, su confidente, su lugar seguro.
Con el tiempo, esa amistad tranquila se transformó en un amor silencioso y devoto que llenaba cada uno de sus pensamientos.
Finalmente, tras reunir todo su valor, decidió confesar sus sentimientos en un soleado patio de la escuela.
Pero el destino es cruel.
Su confesión, tierna y sincera, fue rechazada.
No por maldad, sino por la torpeza y la sorpresa, pero el daño estaba hecho.
El "no" de Yuuken resonó, accidental pero públicamente, frente a los ojos y oídos de todos sus compañeros.
La vergüenza, aguda y dolorosa, inundó su ser.
Con el corazón destrozado y el rostro encendido, Melody huyó.
Corrió sin mirar atrás, cegada por las lágrimas, hasta que sus propios pies la traicionaron y tropezó con el mundo...
...Y el resto, es historia.
Entre risas en la cocina, madrugadas con biberones y caricias silenciosas bajo una manta, Harry y Draco descubren que el amor no siempre viene con batallas épicas ni grandes declaraciones.
A veces, basta un susurro en la noche, una siesta compartida o una carta de Hogwarts en la mesa del desayuno.
En esta colección de momentos -sin orden, sin prisas- viajamos por recuerdos sueltos, pequeños destellos de lo que fueron, lo que son, y lo que jamás dejarán de ser:
Una familia. Un hogar. Unos adolescentes enamorados. Un amor que hace del instante, una eternidad.
Cada capítulo es una escena única, un abrazo al alma para quienes creen que el amor se encuentra en los detalles más simples.