En un mundo que no las entiende, Marta y Fina encuentran refugio la una en la otra.
Fina es discreta, fuerte por fuera, pero con una ternura que rara vez deja ver. Vive marcada por las normas de una época que no permite soñar demasiado alto, aunque en su mirada siempre late algo indomable.
Marta, en cambio, es luz. Tiene esa manera de mirar que hace que todo parezca posible, incluso lo que está prohibido. Es valiente sin darse cuenta, impulsiva a veces, pero con un corazón sincero que la lleva a desafiar las reglas por amor.
Juntas forman un equilibrio perfecto: la calma y la pasión, el miedo y la esperanza, el silencio y la palabra.
Su historia no es solo un romance, sino un acto de resistencia: dos mujeres que se descubren, se cuidan y se eligen en medio de un tiempo donde amar era un riesgo.
Cuando están juntas, el mundo parece detenerse por un instante - el ruido se apaga, y solo queda ese aire dulce de las cosas que, aunque frágiles, son verdaderas.
Su amor no grita, pero se siente.
Y en cada mirada, cada roce de manos, cada palabra no dicha, late una promesa sencilla y poderosa