Cada primero de noviembre, cuando el sol se disuelve entre los cipreses y el aire huele a copal, Emilia despierta como la Catrina, guardiana de los muertos y guía de las almas que buscan volver por una noche al mundo de los vivos.
Camina entre tumbas infinitas y altares encendidos, llevando esperanza a quienes aún son recordados... y silencio a los que el olvido ya ha reclamado.
Pero bajo las raíces del tiempo yace otro reino:
el Reino de los Olvidados, gobernado por Subaru, aquel que desafió la muerte tantas veces que terminó perteneciendo a ella.
Mientras Emilia guía a las almas hacia la luz de las ofrendas, Subaru las recibe cuando ya nadie enciende su vela.
Entre ambos se extiende el ciclo eterno del amor y la pérdida.
Ella, vestida de flores doradas, camina entre los vivos.
Él, cubierto de polvo y recuerdos, vela a los que ya no existen.
Y cuando la noche más sagrada llega, el Dios de la Muerte les concede un instante juntos:
la Dama de Plata y el Caballero Oscuro recorren las calles iluminadas, vistos solo por los ojos de los desafortunados, hermosos y terribles como la verdad misma.