Everaldo estuvo condenado desde que nació un primero de noviembre. Sus cumpleaños eran equivalentes al Día de Muertos, que, para su familia, no eran una festividad, sino un día de luto, un día que debería de ser lo opuesto a un festejo. Eso lo volvió un chico lúgubre y apagado, que no tenía nada especial en su vida. Hasta que conoció a su mejor amigo, José, y posteriormente a Tito. Desde entonces, Navidad tras Navidad, pasan juntos aquella fecha. Claro, que las cosas eran diferentes ya que todos eran mayores de edad. Pronto cada quién seguiría su camino, esta es la historia de su última Navidad juntos.