
El invierno siempre le recordó a él. No por la nieve ni por el silencio, sino por aquella mirada que solía derretir hasta el más frío de los días. Madelyn Rogers había aprendido que la guerra no solo arrebataba vidas; también borraba promesas, sonrisas y voces que alguna vez prometieron volver. En los archivos del pasado, su nombre casi no aparecía. Era solo "la hermana de Steve Rogers", una agente más entre tantos rostros valientes que se enfrentaron al miedo. Pero quienes estuvieron cerca sabían que había algo distinto en ella: una fuerza callada, una determinación que ni las bombas podían quebrar. Y, detrás de esa fortaleza, un amor tan imposible como eterno. Su historia no comenzó con el Capitán América, ni con Hydra, ni con un escudo. Comenzó con una mirada -la de un soldado de sonrisa fácil y corazón rebelde- y con una promesa susurrada antes de una despedida. El mundo avanzó. Los nombres cambiaron. Los héroes cayeron y resurgieron. Pero, en algún rincón del tiempo, el eco de esa promesa siguió latiendo, esperando el momento de cumplirse.All Rights Reserved
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