
Cuando la máxima categoría del automovilismo deja de ser un terreno exclusivo para alfas, más de uno se niega a aceptar las nuevas reglas del juego, incluido el tetracampeón mundial. Lo que Mark Lee nunca esperó fue que su mayor rival no estaría en otra escudería, sino justo a su lado en el mismo garaje: un omega de piel canela, reflejos perfectos y una mirada capaz de desarmarlo incluso antes de que las luces rojas se apaguen.All Rights Reserved
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