Dicen que las brujas fueron quemadas hace siglos.
Mienten.
En el continente de Hestia, donde los cuentos son heridas abiertas y los bosques guardan más recuerdos que los vivos, una sombra antigua vuelve a despertar. El Gran Bosque Primigenio respira, observa... y llama. Entre sus raíces duerme una bruja que devora destinos, cuyo regreso siempre coincide con la desaparición de la inocencia.
Muchos años atrás, dos hermanos escucharon ese llamado. Solo uno regresó.
Ahora, nuevas almas se acercan al bosque sin saber que caminan hacia la misma historia.
Rosalind, con su capa roja brillando en la neblina, intenta escapar de su herencia, sin comprender que el bosque ya la ha elegido.
Hansel y Gretel, perseguidos por el hambre y el abandono, buscan un sendero distinto... ignorando que el camino hace tiempo los devoró.
Desde tierras lejanas, Héctor huye de su culpa, sin imaginar que el destino le guarda un encuentro capaz de quebrarlo o redimirlo.
Y entre la niebla avanza un lobo maldito, mitad criatura, mitad recuerdo, que sueña con ser hombre mientras la bestia lo reclama.
Sus caminos convergerán donde el bosque se abre y respira, donde el tiempo se detiene para escuchar.
Un crimen olvidado despierta, hilos invisibles se tensan, y cada paso hacia la verdad deja una marca en la tierra húmeda.
Y cuando un cuerpo vestido de rojo aparece en una posada,
el ciclo vuelve a comenzar.
Porque en Duloc, nada es lo que parece.
Aquí los cuentos no se cuentan... se pagan.
Y esta vez, el cuento no tendrá un final feliz.