
Dicen que cada beso deja una marca... Los suyos dejan cicatrices. Ariadne puede sentir lo que los demás esconden: miedo, deseo, culpa... todo se desliza por su piel cuando besa. Por eso evita el contacto, por eso vive entre sombras. Hasta que aparece 𝑬𝒍𝒊𝒂𝒏, un hombre que no siente nada. Ni amor, ni odio, ni dolor. Por primera vez, su don no funciona. Por primera vez, un beso no la hiere... la vacía. Y en ese vacío, algo se despierta. Una historia de fuego y silencio, de deseo y redención, donde amar puede ser el don más hermoso... o la maldición más letal. "𝑵𝒐 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒍𝒐𝒔 𝒃𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒄𝒖𝒓𝒂𝒏. 𝑨𝒍𝒈𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒔𝒂𝒏𝒈𝒓𝒂𝒏."All Rights Reserved
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