Mi Único Miedo Fue Perderte (Wenclair)
Y después de haber intentado salvarla...Después de haber hecho lo imposible, de desafiar antiguos presagios y mancharse las manos con el precio del destino... lo perdió todo.
La profecía exigía una vida. La de Enid Sinclair.
Pero Wednesday Addams no aceptó el dictamen. No cuando esa vida era la única que le importaba. Así que torció el curso de los hechos, se interpuso entre los hilos del tiempo y lo cambió todo.
Wednesday Addams eligió el amor por encima del legado. Eligió a Enid. Pero no todos los actos de amor son comprendidos, y mucho menos perdonados. Su Madre la repudió, el mundo la olvidó... y Enid, con los ojos llenos de furia, le gritó sin temblar:
"No quiero volver a verte nunca más."
Ocho años.
Ocho años de silencio, de exilio voluntario y castigo impuesto. Ocho años desde que el mundo le dio la espalda, desde que su propia sangre la llamó traidora, desde que su alfa -la única que había amado- le gritó que no quería volver a verla.
La maldición Addams no perdona.
No mata de inmediato, no da tregua. Solo te observa descomponerte con cada día que respiras sin aquello que amas. La sintió instalarse como un veneno en sus huesos, robándole el color a la piel, el hambre a la boca, el sueño a las noches.
Le sangraban los ojos con tinta negra cada vez que su memoria traía de vuelta aquel momento.
Esa frase.
Ese rostro.
Esa espalda alejándose.
Pero la maldición no se detuvo. Y al final, ni siquiera su terquedad pudo sostenerla. Cuando el cuerpo ya no respondió, cuando su visión se volvió borrosa y los dolores se apoderaron de su columna, Wednesday no tuvo elección.
El hospital la recibió una mañana gris.
Sus botas embarradas, su abrigo viejo, sus ojos vacíos.
Y al otro lado del pasillo, sin saber aún quién acababa de llegar...estaba Enid Sinclair.
Doctora.
Intacta.
Y aún rota en un rincón que juró haber sellado.
