En una ciudad que nunca duerme, donde las luces de los rascacielos ocultan más sombras de las que iluminan, dos destinos opuestos se cruzan en una línea imposible de borrar.
Lily Rose Beamount Ashford es una joven policía marcada por la disciplina y el deber. Su vida está regida por la ley, por la búsqueda de justicia en un Nueva York que parece desmoronarse bajo el peso del crimen organizado. Su nombre resuena con elegancia y firmeza, pero detrás de su uniforme late un corazón que aún cree en la verdad, aunque cada día la ciudad intente arrancársela.
Adrian Blackwell Evemore, en cambio, pertenece a la mafia. Su apellido es sinónimo de poder, de secretos y de violencia. En los callejones de Brooklyn y los clubes clandestinos de Manhattan, su figura se mueve como un fantasma: respetado, temido, perseguido. Para él, la lealtad no es hacia la justicia, sino hacia un código oscuro que lo ata a un mundo del que no puede escapar.
Cuando sus caminos se cruzan, lo hacen en medio de una investigación que debería separarlos para siempre. Pero lo prohibido tiene un magnetismo irresistible. Entre persecuciones, silencios y miradas que dicen más que las palabras, Lily y Adrian descubren que la línea entre la ley y el crimen es más delgada de lo que imaginaban.
Ella representa la luz. Él, la sombra. Y sin embargo, ambos comparten una verdad que los condena: nunca fueron inocentes.
En esta historia de amor y peligro, cada capítulo será un reflejo de lo que significa amar en un mundo donde la traición acecha en cada esquina y donde la ciudad misma parece decidir quién merece sobrevivir.
Alicia Castillo nunca pensó que acabaría en un campo de fútbol. Obligada a inscribirse en el equipo universitario para ganar créditos, se dará cuenta de que no es lo suyo, hasta que choca con Ego una de las estrellas del equipo masculino.
Deberá pedirle ayuda aunque vaya en contra de sus deseos.
Lo que comienza con una colaboración forzada se acabará convirtiendo en algo mucho más complicado, acabando envueltos en un misterio que no se resolvió.