El reino de Auradon, un bello reino lleno de paz y tranquilidad, donde la luz siempre llegaba de ello mismo, donde los príncipes eran forgados y hechos en la preparatoria de aquel reino.
O eso fue hacia...
Hasta que el príncipe Ben Bestia había decidido dar la proclamación de traer 3 hijos de villanos, era su decisión pues pensaba que aquellos hijos no debían pagar los pecados que los padres de estos cometieron, jamás debieron pagarlos.
Y así fue.
Entre esos 3 jóvenes... Estaba ella.
Evie Grimhilde Mills, la hija de la reina malvada. Una omega, una princesa sin corona o trono. Una princesa sucia, que no merecía aquel título aunque esta escrito en sus venas.
Evie pensaba que nadie la amaría, que jamás nadie la podría querrer ya que no era lo que se esperaba de ella, no era una omega sumisa. No. Ella desobedecia las reglas si era necesario, no le importaba el llegara ser grosera con quien lo merecía.
Nadie podría verla como una pareja deseable. Nadie lo podría hacer.
O eso pensaba ella...
No sabía que unos ojos verdes la veían con un amor verdadero, por el poder de Evie, por su personalidad que era tan única. Era perfecta, esa omega era perfecta para reinar el inframundo a su lado.
Pensaba Mal Underworld. Ella pensaba tener a Evie para ella sola, no iba a dejar que alguien se la quitara, ni que nadie la volviera a lastimar.
Mal Underworld haría que todos los que lastimaron a Evie Grimhilde pagarán el haberse metido con ella. Y Evie conocería qué si, que si había gente que la amara tal y como era, sin intenciónes de por medio.
Habría caos, problemas, celos y peligrosos jamás vistos. Una profecía se encontraba en proceso elegiendo cual de las dos debía cargar con ese cruel destino.
¿Su amor perduraria?
Eso se vería muy pronto.