Sofía y Rachele están unidas por una amistad nacida en la infancia, un lazo que siempre las ha mantenido juntas en los momentos más felices y en los más difíciles. Después de mucho trabajo y esfuerzo, finalmente las dos lograron ahorrar el dinero necesario para cumplir su sueño de ir a California.
El viaje debería haber sido tranquilo y ellas deberían haber pasado días hermosos y despreocupados. En cambio, se transforma en una pesadilla. Secuestradas por hombres sin escrúpulos, son arrastradas a un mundo secreto, lleno de sombras, violencia y secretos que nadie se atreve a contar. Un mundo donde la libertad no tiene ningún valor.
Cuando toda esperanza parece desaparecer, dos figuras inesperadas irrumpen en su oscuridad: James Wilson y Jonathan Davis.
James es luz. Con su sonrisa desarmante y su amabilidad, conquista inmediatamente a Sofía. Cada gesto que él realiza la hace sentir segura y cada palabra la acerca cada vez más a él. Entre ellos, el amor florece de inmediato, como si estuvieran destinados a estar uno junto al otro.
Jonathan, en cambio, es oscuridad. Sombrío, frío, impenetrable, rechaza a cualquiera que intente acercarse a él, excepto James. Al principio, Rachele siente solo un profundo odio hacia él, debido a su mirada dura, su silencio y sus palabras cortantes. Pero detrás de esos comportamientos, poco a poco empieza a notar un pasado difícil, con una infancia traumática que lo convirtió en el hombre que es. Precisamente ese dolor es lo que despierta un amor intenso en Rachele hacia Jonathan.
Ella es la primera en ceder al amor: quiere descubrir el pasado de Jonathan, quiere estar a su lado y apoyarlo. Sin embargo, él continúa rechazándola, sin entender por qué ella se siente atraída por él, aunque tenga un carácter insoportable y siempre se comporte con mucha frialdad hacia ella. Por eso sigue ocultando sus puntos débiles y rechazando la ayuda de otros; aun así, cada uno de sus silencios continúa despertando la c