Clasificación "Confidencial" OS

Desde que los agentes Anthony Crowley y Ernest Aziraphale llegaron a dirigir la nueva división de casos especiales, la atmósfera se volvió... impecablemente profesional.
Para el resto del equipo, eran leyendas:
Crowley, con sus gafas oscuras, porte seguro, imposible de doblegar incluso por los propios altos mandos del gobierno y reputación de resolver casos imposibles con métodos poco ortodoxos. Se había ganado el puesto a pulso, dejando atrás incluso a los que tenían conexiones.
Aziraphale, pulcro hasta el extremo, metódico, estratega, todo por el libro, capaz de reconstruir un crimen únicamente analizando el polvo en una alfombra. Se gano su puesto al descubrir una red de corrupción que llegaba a los mandos superiores.
Dos mentes brillantes. Dos líderes respetados.
Y, aparentemente, dos completos desconocidos fuera del trabajo.
Excepto que no lo eran.
Años atrás, antes de ascender, ambos habían sido compañeros en un programa de capacitación del gobierno. Lo que empezó como colaboración, derivó en algo más: noches compartidas en hostales de mala muerte, risas, discusiones intensas, una conexión que ninguno quiso admitir abiertamente.
Hasta que un traslado inesperado los separó.
Nunca lo hablaron.
Nunca se despidieron.
Solo... se interrumpió.
Ahora, por una coincidencia del destino o una muy mala broma de recursos humanos, debían trabajar juntos nuevamente.