Manual de Primeras Veces con mi Roomie (Prohibido Enamorarse)

Sipnosis (portada de mientras en la que hago una, disculpa)

Puebla nunca estuvo en mis planes. Tampoco volver a ver a Ricardo Solis después de cinco años sin cruzarnos más que en recuerdos borrosos de la preparatoria.

Él era el mismo de siempre: serio, directo, con esa actitud insoportable de "nada me importa", excepto pagar la renta y no morirse de hambre. Ocho meses desempleado, un curso para ser maestro de computación, y dos trabajos temporales que lo dejaban oliendo mitad café, mitad hamburguesa.

Yo solo necesitaba un roomie... no una tentación.

Nunca hubo nada entre nosotros en la prepa, ni cuando hablamos por meses después del reencuentro. Solo amistad. Solo gratitud. Solo... hasta que empezó a dormir bajo el mismo techo que yo.

Vivir juntos es fácil cuando no te importa la otra persona.
El problema es cuando empiezas a notar cosas que no deberías:
su voz ronca en las mañanas, sus manos grandes cubiertas de arena de café, la manera en que dice mi nombre cuando está de malas...

Nadie dijo que compartir gastos también implicaba compartir límites.
Y quizá... romperlos.

Yo soy Serena Chevez.
Y esta es la historia de cómo mi roomie, el chico que juraba no sentir nada, terminó siendo mi error favorito.