Una navidad a lo Verseco

⭐ EPÍLOGO - "La Navidad a lo Verseco"

Dicen que cada familia tiene sus tradiciones.
Pero si alguien preguntara por la Navidad de los Verseco, probablemente necesitarían un libro entero... o un mapa para entender el caos.

Porque esa Navidad tuvo de todo:
Tamales infinitos que casi se comen a Sergio de puro cansancio.
Hot Wheels volando por los pasillos del supermercado.

El pesebre más pintoresco que Mónaco había visto jamás:
-Oscar como ángel profesional,
-Kika como la estrella más orgullosa,
-y Kimi convertido en un Niño Dios que se negaba a quedarse quieto.
Hubo posadas con Charles Leclerc, pasteles de chocolate, y una Alex mexicana que salvó cada tradición como si hubiera nacido para eso.
Hubo luces azules misteriosas que al final resultaron ser... un proyector de Max (que todavía jura que era buena idea).

Y claro, también hubo caos navideño:
peleas infantiles, reconciliaciones dramáticas, regalos inesperados, cartas que dolieron y otras que devolvieron esperanzas.
Pero sobre todo...
Hubo risas.

Hubo abrazos apretados.

Hubo un papá llorando en silencio y otro abrazándolo con todo el corazón.

Hubo niños que se abalanzaron sobre sus regalos como si el mundo fuera de algodón de azúcar.
Y una familia que, aun con sustos, discusiones, tamales interminables y tradiciones improvisadas...
Terminó cantando un villancico juntos, bajo el cielo helado de Mónaco.

Una Navidad caótica, imperfecta, mágica, llena de travesuras y amor.
Y mientras Max veía a Sergio reír con los niños, y los abuelos brindaban en la cocina, lo entendió con absoluta claridad:

No importa lo que pase,
no importa quién diga qué,
ni qué tan difícil se ponga la vida...
mientras la familia esté unida,
siempre habrá Navidad en su corazón.