En las calles sucias de Seúl, Kim Taehyung y Jeon Jungkook se amaron con la intensidad de quienes no tienen nada que perder.
Hasta que una noche los encontró la muerte y nueve puñaladas se llevaron a Jungkook para siempre.
Destrozado, Taehyung firmó con su propia sangre un pacto que lo convirtió en demonio.
Durante siglos cazó y destrozó a los asesinos, uno por uno, hasta que no quedó nadie que pagara.
Solo quedó él, sentado en las azoteas de una ciudad que siguió viviendo sin Jungkook, llorando lágrimas negras que nadie entendía.
Pero la muerte no pudo romper el hilo rojo que los unía.
Desde un limbo gris, Jungkook vio cada crimen, cada grito, cada alma devorada en su nombre.
Y esperó.
Esperó hasta que el dolor de Taehyung fue tan grande que el velo entre vivos y muertos se desgarró como papel viejo.
Entonces cruzó.
Y Taehyung, con el pecho abierto y el hilo en la mano, lo recibió por fin.
Esta es la historia de un amor que se negó a morir,
aunque tuvo que convertirse en monstruo para seguir existiendo.
Esta es la historia de dos almas que pagaron el precio más alto
y aun así encontraron, al otro lado del infierno,
su hogar.
Donde lloran los demonios
no es un lugar.
Es un corazón que nunca dejó de latir por alguien que ya no estaba.