Siempre fuiste tu

Desde pequeños, Malachi Barton tuvo un enorme crush por Valerie Thames. Ella era la niña brillante, cabezota y dulce que siempre lo dejaba sin palabras. Él nunca lo admitió, pero todos sabían que la seguía con la mirada como si fuera lo más interesante del mundo.

Pero crecieron... y lo que él sentía también cambió.

Malachi ya no está enamorado de Valerie. Eso es lo que dice. Eso es lo que repite. Eso es lo que quiere creer.
Hay algo en ella que todavía lo desarma: su actitud, su forma directa de hablar, su mirada desafiante, la manera en que siempre parece saber cuándo molestarlo justo en el momento perfecto.

Valerie Thames, por su parte, es una chica segura, explosiva, con carácter fuerte y una belleza que nunca usa para impresionar a nadie. Para ella, Malachi es el colmo de la arrogancia, un dolor de cabeza constante y la razón de varias de sus discusiones más largas.

No son mejores amigos, pero tampoco extraños.
No se soportan del todo, pero tampoco pueden alejarse.

Valerie dice que Malachi es insoportable, pero es su amigo.
Malachi insiste en que ya no siente nada por ella, pero no puede dejar de comportase asi con ella.

Y aun así... cuando se cruzan, el ambiente cambia.
Una tensión que no es amor, pero tampoco es odio.
Algo que está creciendo sin que ninguno quiera aceptarlo.

Porque lo que empezó como un crush infantil terminó convirtiéndose en una conexión que ninguno de los dos sabe manejar.

Y Valerie, sin quererlo, se ha convertido en la única persona capaz de hacer que Malachi dude de sus propias palabras.