Esto que leerás aquí no es literatura seria. Ni lo pretende.
Son desvaríos, migajas de cordura tiradas al piso.
Un carnaval de fragmentos del ser que bailan como borrachos a las tres de la mañana.
Una burla cruel hacia uno mismo, humor negro destilado del tipo de dolor que -si le diera la gana- podría matarte sin levantar una ceja... pero el maldito prefiere dejarte vivo, nada más para ver cuánto puedes retorcerte antes de rogarle por misericordia.
Es intimidad sucia: odio autoinfligido, lástima por tu versión más deplorable, vergüenzas acumuladas como ropa húmeda en un rincón.
Complejos. Faltas.
Drogadicción, soledad, incomprensión.
Intentos torpes de superación, fracasos coleccionados como estampitas.
Los primeros pasos -cojos, ridículos- hacia la autoaceptación y el amor propio.
Esa clásica épica de querer dejar a quien no te ama como necesitas... pero estar encadenado a la maldita dependencia emocional que te desgarra como un perro hambriento con un vestido de encaje.
Es rabia en conserva, gritos que nadie escucha, rencor fermentado, abandono y aislamiento en su presentación premium.
Pero también...
Es tu esfuerzo más patético y hermoso por sobrevivirte.
Ese gesto chiquito, casi infantil, de sostener tu cordura con los dientes mientras abrazas una fe flaquita, dulce y temblorosa en un Dios al que amas... aunque estés convencido de que ya no te quiere, porque tú mismo te perdiste en tus propios errores.
Es resiliencia pura, en carne viva.
La ternura absurda, vulnerable y luminosa de simplemente ser humano.
Ese inexplicable milagro de seguir respirando cuando juraste que ya no podías más.
Es música.
Es... una confesión valiente, hermosa, deliciosa y artística.
Mi canción más apreciada del momento, creada por una de mis bandas
favoritas: ¡Enjambre! 🐝
A Bruno las cosas le están saliendo mal.
El día que decidió salir con Lucas al cine, descubrió a Joshua con su nuevo chico y eso hizo que la cita fuera un fracaso. Ahora no sólo arruinó las cosas con Joshua, sino también con su nueva oportunidad de reparar los errores.
Pero esa misma noche, conocerá a Nathan, un joven atractivo, guía de otro equipo, quien esconde un secreto peligroso. Tiene un fantasma persiguiéndolo y es maligno. Bruno debe encontrar la forma de lidiar con ello antes de que el fantasma se cobre la vida de Nathan.