
Dicen que el amor verdadero no llega gritando. Que se acerca despacio, como un susurro que, sin darse cuenta, se vuelve necesidad. A veces, ese amor aparece cuando parece no haber luz. Cuando el mundo se quiebra bajo los pies y duele respirar. Cuando la vida te roba algo tan querido que no sabes si algún día podrás volver a sonreír. Ciara lo aprendió a golpes. Nanami también. Ella conoció el amor en el lugar más inesperado: un departamento compartido; un susurro, una mirada, un roce que no tenía intención de convertirse en destino. Él encontró en ella un refugio, una calma que pensó no merecer, pero que se volvió indispensable. Sin embargo, el destino no entiende de buenos corazones. Y cuando la vida se oscureció, cuando la esperanza pareció ahogarse en silencio, ambos se perdieron el uno del otro; porque el dolor es hábil para romper lo que parecía irrompible. Pero los hilos que nacen del amor, incluso cuando se tensan hasta casi romperse, nunca se sueltan por completo. Pasaron años. Años de culpas, de sombras, de preguntas que nadie se atrevía a responder. Hasta que un día, sin planes y sin aviso, la puerta volvió a abrirse. Y él estaba ahí. Más fuerte. Más serio. Más él, y aún así, más suyo. Ella sostenía todavía cicatrices. Él, promesas que jamás se le borraron del pecho. Porque el amor verdadero no se olvida. Se pausa. Se espera. Respira en silencio hasta que la vida decide darle otra oportunidad. Esta es la historia de un amor que cayó y aun así se levantó. La historia de dos personas que descubrieron que, tras la tormenta más cruel, también puede nacer un arcoíris. Y que algunos milagros; llegan con los ojos cerrados y un llanto que sana todo lo roto.All Rights Reserved
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