Dayanna Franco, una joven de 17 años nacida en Mexico,exactamente en el estado de Sinaloa, llevaba consigo todas las emociones intensas que acompañan a la adolescencia. Como muchos de su edad, tenía varios celebrity crushes, pero había uno que ocupaba un lugar especial en su corazón: Miguel Ángel Cazares Mora.
Él era ese brillo inesperado en su rutina, el que hacía que su corazón diera un salto cada vez que veía su rostro, aunque fuera solo a través de una pantalla.
Era fan, sí, pero no del tipo que llenaba redes con ediciones o videos. Dayanna tenía una forma distinta de admirarlo: cada día le escribía por Instagram. Le contaba sobre su vida en la preparatoria, sus enredos, sus problemas, sus pequeños logros y hasta sus inseguridades. Dentro de ese chat-que quizá Miguel jamas leería-Dayanna se sentía segura, libre. Sin saberlo, el buzón de mensajes de él se había convertido en su diario personal, en un espacio donde podía hablar sin miedo, donde podía ser simplemente ella.
Y así, entre textos enviados y sentimientos guardados, Dayanna aprendió algo importante: a veces no es la respuesta lo que buscamos... sino un lugar donde nuestro corazón pueda expresarse. Y para ella, ese lugar tenía nombre y apellido.
Miguel Mora x fe!mOc.