
Una copa o dos no le harían daño a nadie, ¿verdad? ¡Obviamente no! O bueno, al menos no lo haría si no se le salían estupideces por embriagarse. 𝗟ucifer Morningstar, un hombre cansado de su vida miserable, pero irónicamente adorada por quienes veían la parte superficial de esta. Un hombre que deseaba recibir la atención que él le daba a los demás y que carecía de esta. Un hombre que extrañaba a su esposa, quien.. Ya no estaba, y nunca estuvo. Quería dejar de reprimirse, sentirse liberado de esas cadenas imaginarias que le impedían ser libre, sentir que sus alas nuevamente crecerían después de años.. Pero le era imposible con una hija a quien cuidar, un programa que dirigir y una profunda depresión que lo acompañaba desde hace ya 7 largos años. 𝗩incent Whittman, un hombre coqueto pero manipulador, siempre envuelto en ese aura electrizante que mezclaba encanto y peligro a partes iguales. Le bastaba una sonrisa ladeada para hacerte sentir visto.. y al mismo tiempo analizado. Era de esos que les encantaba la atención y todas las miradas puestas en él y solamente él. Un hombre brillante, moderno, encantador.. pero con esa chispa inquietante en los ojos que te hacía preguntarte si te quería cerca por afecto genuino o por puro capricho disfrazado de interés. Sus labios dicen "confía en mí", su mirada un "no deberías". 𝗔lastor Boudreaux, un hombre impecable. Siempre con ese aire antiguo que no encajaba del todo en los 80's, pero que, por alguna razón, hacía que todos giraran a mirarlo. Su voz, suave y perfectamente modulada, sonaba como si hubiera pasado horas hablándole a un micrófono en una cabina oscura, y quizás sí lo había hecho. Sonreía mucho, demasiado.. una sonrisa ancha, educada, pero con un brillo en los ojos que jamás te dejaba claro si te apreciaba o estaba registrando tus pecados. Elegante, atento, casi caballeroso.. pero cada uno de sus gestos tenía algo inquietante, como si supiera mucho más de lo que decíTous Droits Réservés
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