¿Y si el amor que siempre has esperado... llega justo en la época del año donde la magia vuelve posible lo imposible?
Ivy siempre creyó que la magia de la Navidad estaba en las luces, en el frío que obliga a abrazarse, en el chocolate caliente que sabe mejor cuando se comparte.
Hasta que soñó con él.
Una noche, mientras afuera caía una nevada suave, Ivy vio en sueños a un chico que nunca había conocido.
Un chico de mirada cálida, sonrisa tranquila y manos que parecían encajar con las suyas como si el invierno no existiera.
Un chico misterioso, envuelto en la luz tenue de un árbol navideño.
Despertó con el corazón acelerado y la sensación extraña de que aquel sueño no era sólo un sueño.
Como si, en algún rincón del mundo, él estuviera esperando.
Ella pensó que había sido una ilusión... hasta que Max llegó a su vida.
Y en el primer momento en que sus miradas se cruzaron, frente a una calle llena de adornos y luces parpadeantes, Ivy lo supo: ese sentimiento cálido y familiar era el mismo del sueño.
Como si la Navidad, con toda su magia, se la hubiera anunciado tiempo atrás.
Desde ese instante, todo empezó a cambiar.