𝕊𝕚 𝕖𝕤𝕥𝕠 𝕖𝕤 𝕦𝕟 𝕖𝕣𝕣𝕠𝕣. 𝕹𝚘 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚘 𝚝𝚎𝚗𝚎𝚛 𝚕𝚊 𝚛𝚊𝚣ó𝚗.

𝕊𝕚 𝕖𝕤𝕥𝕠 𝕖𝕤 𝕦𝕟 𝕖𝕣𝕣𝕠𝕣. 𝕹𝚘 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚘 𝚝𝚎𝚗𝚎𝚛 𝚕𝚊 𝚛𝚊𝚣ó𝚗...

Riddle siempre creyó que seguir las reglas lo mantendría a salvo:
que el orden lo protegería del caos,
que la disciplina sería suficiente para callar su propio corazón.
Eso pensaba... hasta que Deuce empezó a mirarlo como si hubiera algo más bajo su impecable uniforme.

Deuce, por su parte, siempre pensó que ocultar sus sentimientos hacia su encargado era lo mejor.
Sabía que era una locura, un amor imposible, un deseo que podía costarle más que un regaño:
tal vez su puesto, tal vez la cabeza... tal vez la poca paz que tenía.

Ambos estaban destinados a ser correctos, perfectos, prudentes.
A mantener distancia.
A no cruzar la línea.

Pero todo eso se quebró la noche en la que el destino los empujó a la misma habitación,
bajo la luz de la luna.
Al mismo silencio donde solo quedaban sus respiraciones temblando.

Fue un error -claro que lo fue- uno nacido del cansancio, de las emociones tragadas por demasiado tiempo, de dos corazones que por fin se rindieron.
Un error que dolió, que quemó, que los dejó sin aire y sin excusas.

Y aun así...
ninguno retrocedió.
Ni esa noche, ni las que siguieron.

Porque hay errores que se sienten más verdaderos que cualquier regla.
Y ellos, sin decirlo en voz alta, ya habían elegido cometer este una y otra vez...
aunque el mundo entero declarara que estaban equivocados.