Louise Clarke tiene tres certezas en la vida:
1. Nada bueno sucede sin una planificación obsesiva,
2. la gente rica es incluso más difícil de manejar que la gente normal (se incluye), y
3. los viajes deben reservarse con, mínimo, cuatro meses de anticipación.
Así que cuando Margot Prescott, heredera problemática y caos con piernas, aparece con una cantidad absurda de boletos a Orlando comprados en un arrebato, Louise entra en crisis existencial. Nadie sabe muy bien por qué Margot los compró. Margot tampoco. Pero ahora todos están atrapados en un viaje a Disney que sale en una semana y que, según Margot, es "una señal del universo".
Para Louise, eso se traduce en pesadilla logística con orejas de ratón. Y no es la única que lo ve venir.
Grayson Darke, experto en meterse donde no lo llaman y en irritar a la gente más competente que él, sabe que, al subir a este viaje de niños ricos, solo coincidirá con Louise en una cosa:
Todo esto está destinado a salir terriblemente mal
Valentina y Lucas fueron rivales desde el primer golpe en la cancha. Una jugada, un choque y un cruce de palabras bastaron para encender una tensión imposible de ignorar. Iban a colegios distintos, pero el destino se encargó de enfrentarlos en cada torneo intercolegial. Discusiones constantes, miradas desafiantes, choques intencionales... y esa energía que ni el mejor árbitro podía contener. Nunca se soportaron... o eso aparentaban.
Años después, el voleibol volvió a cruzarlos. Ambos fueron elegidos capitanes de los equipos masculino y femenino de la universidad más prestigiosa del país. Y aunque ya no eran rivales en la cancha, en cada entrenamiento las provocaciones y discusiones seguían más intensas que nunca.
Pero esta vez, algo más jugaba en la cancha.
Algo que ninguno de los dos se atrevía a nombrar... pero que se sentía en cada mirada.
Porque hay conexiones que ni el tiempo, ni los puntos ganados, pueden romper.