-Te estas ahogando en tu propio mar Emily- -¿¡Y que se supone que tengo que hacer!? ¿No se cansa de repetir siempre lo mismo? ¡Te estas ahogando en tu propio mar Emily! ¡Es una personificación de la muerte que invento tu mente Emily! - La mujer suspiro pesadamente reclinándose en su asiento. -Un salvavidas Emily. Necesitas un salvavidas- Reí sin humor mientras me paraba y agarraba mi bolso. -¿Y que se supone que haga cuando encuentre al dichoso "salvavidas"?- hable con burla. -Quedate con el- la doctora siguió hablando con su mismo tono calmo de siempre. Bufe y salí camine hacia la puerta con ella pisándome los talones. -¿Como se supone que debo encontrarlo?- hable de espaldas y con el tono de voz un poco mas bajo, pero al no recibir respuesta, abrí la puerta y salí a un pasillo en el que había un par de sillas con algunas personas sentadas esperando a los que estaban dentro de los consultorios. -¿Ya nos vamos?- levante la vista y asentí. -Gracias por traerme- -No es nada- beso mi frente- Tengo ganas de un café ¿que decis?- -Estaría perfecto- Cuando apenas di dos pasos la voz de la doctora me detuvo haciendo que me gire pesadamente sobre mis talones para volver a verla. -¿Ahora que?- -Ya lo encontraste- Lo dijo tan bajo que dude en haberlo imaginado. No dije nada. Volví a girar para encontrarme con la persona que últimamente ocupa gran parte de mis pensamientos, manteniendo la puerta abierta para que pueda salir. -¿Esta todo bien?- me miro con preocupación. -Si-Todos los derechos reservados