Juanjo, cantante nacido en Zaragoza, y Martin, actor y músico bilbaíno, llevan siete años juntos. Entre conciertos, rodajes, viajes y esperas en aeropuertos, han construido un amor sólido, de esos que ya no vibran por lo nuevo, sino por lo profundo.
Este diciembre, sin embargo, todo cambia: celebran por primera vez la Navidad junto a Amaya, la bebé de seis meses que han adoptado recientemente. En su piso madrileño descubren que la paternidad es más dulce -y caótica- de lo que imaginaban.
Para vivir plenamente cada instante, deciden hacer un calendario de adviento familiar:
cada día, una actividad navideña los tres juntos, un ritual íntimo para crear recuerdos y mantener su amor vivo entre pañales, canciones de cuna y visitas familiares.
A lo largo del mes viajarán entre ciudades, tradiciones y emociones:
✨ Nochebuena la celebrarán en Madrid con las familias de ambos
✨ Navidad entre manta, regalos y música
✨ Nochevieja con amigos en casa
✨ Año Nuevo en Bilbao, reencontrándose con raíces y dudas
✨ Noche y Día de Reyes en Zaragoza, donde la magia terminará de unirlos
Esta es la historia de cómo se construye un hogar: día a día, abrazo a abrazo, canción a canción.
Martin y Juanjo crecieron juntos, inseparables, compartiendo tardes de bicicleta, secretos bajo las sábanas y promesas susurradas al oído. Eran más que mejores amigos: eran dos mitades de un todo que parecía irrompible.
Pero una noche lo cambió todo.
Cuando Martin descubrió una verdad devastadora sobre su familia, algo en él se quebró. El chico dulce, risueño y lleno de luz desapareció sin dejar rastro, reemplazado por una sombra de sí mismo: frío, distante, peligroso. Comenzó a meterse en peleas, a ignorar a Juanjo, a actuar como si nunca lo hubiera conocido. Y Juanjo, atrapado entre la confusión y el dolor, solo podía mirar cómo el amor de su vida se alejaba... sin poder hacer nada para detenerlo.
Los años pasaron. Las heridas nunca cerraron del todo. Aunque sus caminos se separaron, nunca dejaron de buscarse en las sombras.
Ahora, el destino los vuelve a juntar.
Pero quizás, después de todo, la verdad que los separó no era lo que parecía.