En un mundo donde las mujeres son clasificadas por su nivel de fertilidad y las más fértiles son cazadas, adoradas o encerradas en laboratorios, Olympia vive escondida, reducida a un número y a un futuro impuesto, pero cuando logra escapar del lugar donde la mantenían, su huida la arroja al corazón de un bosque antiguo, cargado de fuerzas que no obedecen a los humanos.
Perseguida por un grupo de hombres de una aldea destruida, donde las mujeres infértiles sobreviven en la opresión, los hombres están resentidos y los niños viven con miedo, Olympia se adentra en un territorio prohibido. Allí descubre un árbol sagrado con símbolos que arden como si tuvieran vida propia y muy pronto algo más la encuentra a ella.
Guiada por un fenómeno luminoso que parece tener voluntad, llega a una mansión oculta entre raíces y niebla. Una casa antigua que respira, observa y recuerda, reaccionando con una intensidad inquietante ante su presencia. La mansión le muestra visiones que debería ignorar, fragmentos de su pasado que nadie debería conocer y sombras que se mueven como criaturas hambrientas.
Cuando la casa parece a punto de devorarla, aparece Atlas, un hombre marcado por el raro poder del eco de sombras: capaz de controlarlas, borrarlas y moverse entre ellas. Él pertenece a la familia que alguna vez dominó esa mansión y parece saber más sobre Olympia de lo que admite.
Pero la mansión no los quiere separados y el destino tampoco, atrapados entre fuerzas antiguas, poderes oscuros y un mundo que quiere usar a Olympia como un recurso, ambos deberán descubrir por qué la casa reaccionó tan violentamente a ella, qué secreto une sus líneas de sangre... y por qué el bosque los ha marcado como destinados, incluso antes de que se conozcan.
Un destino que no puede evitarse, aunque el mundo entero trate de romperlo