LA TEORÍA DEL COLOR DEL CORAZÓN

Mía no cree en el amor. Para esta estudiante de Artes Plásticas, el amor es el gran fraude del arte moderno: un cliché de película, un producto empaquetado en canciones pop y dramas coreanos.

Su mundo, perfectamente compuesto en tonos de escepticismo y control, comienza a agrietarse cuando Lorenzo, un escritor pulcro e intelectualmente seductor, aparece en la cafetería. No viene con frases hechas ni galanterías vacías. Viene con observaciones precisas que atraviesan sus defensas: ve las manchas de pintura en sus manos, la intensidad de los colores que elige y la bailarina renuente que hay en su coreografía de mesera. Le deja su número en una servilleta, y con él, la primera variable imposible de controlar en la ecuación de su vida.

Pero Lorenzo no es el único que desordena su paleta. En la universidad, Sebastián, el heredero ocioso y guapo, la persigue insistentemente, ofreciéndole la versión vacía y superficial del amor que ella tanto desprecia. Y luego está Matías, su mejor amigo, cuyo afecto tranquilo y mirada linda empiezan a provocar en ella una confusión nueva: ¿es solo la atracción lógica que se siente al compararlo con un necio, o es algo más profundo y aterrador?

Esta es la historia de una desmitificadora del amor que se ve obligada a enfrentar su propio y desordenado experimento emocional. ¿Podrá Mía, la maestra en interpretar los matices de los demás, descifrar los propios? Entre lienzos por terminar, cafés que servir, un escritor que la desafía a sentir, un amigo que la confunde y un pretendiente que la irrita, Mía descubrirá que el corazón no sigue las reglas de la teoría del color. A veces, los sentimientos más verdaderos son aquellos que no se pueden nombrar, solo pintar con todo el caos y la belleza de no entender lo que está creando.

Una novela sobre el primer amor tardío, el escepticismo que se quiebra y el arte brutal de construir un corazón desde cero.