( AU sin poderes)
Simon J. Paladino era el hijo que toda familia de alcurnia hubiera querido exhibir como trofeo. Criado entre mármol, plata pulida y expectativas asfixiantes, había aprendido a caminar derecho, hablar despacio, pensar rápido y-sobre todo-no hacer ruido.
Un abogado prodigioso, impecable, siempre con los zapatos brillando como un espejo. Un hombre perfecto, decían. Un muchacho ejemplar, murmuraban. Un Paladino de pura sangre, recalcaban.
Y como a todos los hombres perfectos de la época, le reservaron una vida perfecta.
O eso pretendían.