mí teléfono sonó por primera vez en la noche y logré sentir mis pelos de punta. eso significaba que era momento de poner todas las cartas sobre la mesa. atendí rápidamente y unos lloriqueos cansados atravesaron la línea. -ayúdame, por favor. -con voz débil susurró por lo bajo- -¿me podrías decir que sucede? -pregunté lentamente de la misma forma en que él lo hizo, tratando de plantar calidez entre ambos- no contestó. en cambio, una respiración pesada se hizo presente. revolví todas las hojas repletas de diálogos tratando de encontrar algo útil. -a veces la gente cuando pasa por duros sucesos se tientan con la posibilidad de terminar con su vida. ¿así es como te sientes? ¿estás pensando en el suicidio?