Masaje a Cuatro Manos.

En una casa anónima, lejos de cualquier refugio moral, una pareja entra en un cuarto donde la música late como un presagio. Lo que empieza como un masaje compartido se convierte en algo más oscuro y verdadero: un ritual que abre cuerpos, desplaza límites y revela deseos que ninguno estaba listo para nombrar.
A medida que las manos se multiplican y el ritmo sube, cada gesto desarma una capa distinta: la piel, el control, la vergüenza. Ella cae en trance; él aprende a mirar sin huir.
No hay ternura, no hay excusas: solo una verdad que vibra más fuerte que el miedo.
Cuando todo termina, nada volvió a su lugar.
Ni el cuerpo de ella.
Ni la mirada de él.
Ni la tarde que los dejó distintos.