La profecía

Aslan no se aparecía en Narnia desde hacía dos años, desearon tanto su regreso hasta que les dió una misión para la que no estaban listos.

-El legítimo heredero de Narnia está desaparecido, descendiente directo de los primeros reyes de Narnia, aquel bebé que se creyó muerto, debe volver a la línea real y sus herederos sentarse en el trono.-sentenció Aslan dejando a los hermanos sin palabras.- La unión de un rey o reina profético con él heredero salvará a Narnia.

-Entonces...-comenzo Edmund procesando las palabras del león- ¿Alguno de nosotros deberá casarse para salvar Narnia?

-Asi es, Edmund, deberán reconocerlo y, cuando sea momento, casarse.

Lucy trago saliva, Edmund repasaba sus palabras una y otra vez pero los hermanos mayores, Susan y Peter, se miraron sabiendo perfectamente lo que pensaba el otro. Ya era media noche cuando Susan y Peter se encontraron en un salón del castillo para hacer un juramento.

-Edmund y Lucy se casarán con quién les haga feliz, mi felicidad será mantener a Narnia a salvo.- Dijo Peter con una voz segura, perfecta para disimular la tristeza de sus ojos.

-Tú o yo nos casaremos, por Narnia, por nuestra familia.

Susan en la oscuridad de su habitación pensó en que si era hombre, ya no tendría más decepciones amorosas, se vestiria finalmente de blanco por una buena razón, pero en secreto su corazón ansiaba que se tratase de una mujer, y Peter se casara.