Cada vez que las personas piensan en el dentista, se les vienen sensaciones poco agradables a la cabeza; dolor, ruidos intensos, gastadero de plata, mal aliento, etc. Sin embargo, para mí cada paciente es una historia maravillosa de la cual podemos aprender y enriquecernos el alma. Es por esto que quise compartir ese lado b con ustedes, el que va más allá de la superficialidad de ofrecer un servicio dental. Es escuchar, apoyar y acompañar a nuestros pacientes en su vida y compartir con ellos nuestras vivencias.