Estaba ahí, en esa habitación encerrado, alejado de las personas o lo que quedaba de ellas. Este día había comenzado normal para mí, creía que este día sería como los otros. Al comenzar el día me preparé para salir por ahí y salí. En el camino había muchas personas transitando y hacía mucho calor, pero lo soportable. Entre todas las personas logré divisar a una señora con un aspecto algo extraño y me acerqué a leer un cartel que en sus manos traía, cuando en un abrir y cerrar de ojos todo mi alrededor cambió, todas las personas desaparecieron menos la señora, que por cierto, ya no tenía el cartel. Me acerqué a ella: ¿Dónde estamos? -Le pregunté.- Sólo siéntate aquí.- Me dijo en respuesta apuntando una silla a su lado. Así hice y en cuanto me senté, ella tomó mi mano y frente a mí pasó todo lo que me ha ocurrido hasta éste momento. No sé como, pero esa señora me mostró mi horrible destino. Me quedo quieto al escuchar unos ruidos que provienen de afuera de esta habitación. Me apoyo en la pared para intentar escuchar a través de ella pero al hacerlo veo mi muerte en manos de esa extraña especie.