Con la respiración aun agitada Paul se irguió lentamente y miró por la ventanilla del coche como caminaban los muertos hacia su dirección, con enorme sangre fría palpó la puerta del vehículo rezando para que esta se abriera. La puerta se abrió con un pequeño crujido, Paul pasó lentamente y haciendo el menor ruido posible hacia el interior del vehículo, cerrando la puerta con sumo cuidado. Estaba en el asiento del copiloto, agazapado, por el retrovisor veía Paul como los zombis rodeaban el coche y se acercaban al lado del copiloto, donde momentos antes había reventado la cabeza de aquel muerto golpeándola contra la puerta de aquel Ford.All Rights Reserved
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