A veces el amor puede hundirte; puede matarte de la forma más lenta y dolorosa, y otras puede hacerte florecer tanto como una flor en primavera lo hace.
Este amor que sentí, y que a veces siento que sigue allí, esto, esa sensación de morir y renacer en los brazos de una persona, quizá es lo más hermoso, y sé, es probable no volver a sentirlo.
¿Alguna vez te sentiste fuera de lugar en el mundo? ¿Sentiste que no había espacio para una persona como tú? ¿Qué no importabas? Había días en los que me sentía así, pero sus brazos… sus brazos lograban que me sintiera segura, lejos del peligro, lejos de todos. Como si estuviera en un mundo diferente donde solo existíamos los dos. Como si no importara que no fuera tan bonita y agraciada, porque no le importaba a él, y no me importaba a mí.
Los prejuicios de la sociedad, las críticas, las miradas indiscretas… todo desaparecía.
Él era amable.
Me dejaba abrazarlo por las noches, y besarle cuando quisiera. Me dejaba tomarlo de la mano, y presentarlo como mi novio. Me dejaba acariciarlo cada día con todo el amor del mundo.
Yo estaba perdida.
Dejaba que me abrazara por las noches, y que me besara cuando quisiera. Me tomaba de la mano cuando íbamos por la calle; me presentaba como su novia. Me acariciaba todos los días con su alma.
Estábamos hundidos en el otro. Nos amábamos.