Toda la vida nos han dicho que las chicas somos las inferiores de las relaciones, que no hace falta que seamos fuentes porque ellos ya lo son por nosotras, pero cuando la persona por la que tanto luchaste y aquella que tanto amas tiene un pasado que, aunque duela, se hace presente, es hora dar la cara y afrontar lo que venga, aunque eso no sea lo que tu siempre creíste.
-¡Pensaba que estabas muerta, Rebeca, no puedes culparme por rehacer mi vida!- Los gritos llenaban la sala, pero yo solo podía mirar a esa mujer, porque verdaderamente era eso, una mujer.
-No te culpo, pero ahora que he vuelto debes dejarla y tenemos que continuar con nuestra relación, Alex.-
>Era el centro de tu mundo hasta hace poco, nos amabamos y decías que nada podía separarnos.
No podía creer lo que veía, Alex iba hacia ella y...
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.