Avancé un poco más, decidida a hablar con el dichoso Mariscal de campo. -¿Como me inscribo en el equipo de fútbol americano?-. Pregunté tranquila y con total seriedad. Todos rieron hasta llorar de la risa. Les alcé una ceja.- ¿Qué causó risa?.- pregunté confundida viendo a mi alrededor a ver si encuentro el chiste. -Eres una chica. Tu no juegas.- respondió un chico sobrado y chocando cinco con otro. -¿Dónde hay reglas que lo impidan?-. Respondí viéndolo de arriba a abajo. -No tiene que haber reglas para decir que los débiles no juegan-. Se acercó el supuesto Justin a mi con una sonrisa de lado mostrando picardía y soberbia. -Ya lo veremos-. Me acerqué a él bastante a él quedando a escasos centímetros de su rostro, y lo empujé del hombro con mi mano derecha para darme media vuelta y desaparecer del campo. Soy Kelly Whitley. Quizás esto de estar en el equipo se le hace raro a muchos, pero puedo hacer deporte y aún así ser femenina. Por eso, soy única igual que cada uno de ustedes. Todos tenemos nuestra personalidad y gustos. Quizás esta historia no sea como otras. Dos personas no piensan igual y mucho menos tres. Espero les guste. 🚫 PROHIBIDO el plagio 🚫 📌 Si yo me esfuerzo pensando, hazlo tu también. 📌 Una historia original mía. Todos los derechos reservados.
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