-Nos separen los metros que nos separen o pase el tiempo que pase, siempre seras mi mundo, mi todo; mi puerto seguro- dijo mirándome con esos preciosos ojos verdes. -¿Y que pasa si algún día este puerto se hunde?- pregunté. -Pues que yo me hundiré contigo y te construiré un palacio bajo tierra en el que seras mi princesa- dijo gracioso a lo que ambos reímos. -¿Y tendré corona?- pregunté siguiéndole el juego. -Me tendrás a mí, ¿es qué no te vale con eso? -No, yo quiero mi corona- respondí como una niña pequeña mirándole graciosa. -Bien, mi princesa, tendrás tu corona y todo aquello que pidas, aunque tenga que cruzar el atlántico o pelearme contra horribles criaturas, siempre haré lo imposible por hacerte feliz. ``...París por fuera, Roma por dentro.´´